Cristina Santos Muniesa
Donde se encuentran el polvo y las rascaduras?
Exposición comisariada por Jorge Alamar
¿Alguna vez te has abstraído en clase para adentrarte en tus propios pensamientos? ¿O escuchando tu disco favorito disimuladamente a través del auricular? Recuerdo que durante el primer año de instituto descubrí la música Hip Hop. Como consecuencia, ocasionalmente, el profesor de matemáticas se hibridaba con Chuck D mientras uno explicaba un teorema al que apenas le hacía caso y el otro cantaba temas cuyas letras no entendía demasiado como Don't believe the hype.
La conjunción internet, redes sociales y teléfonos inteligentes ha situado el debate acerca de la atención en múltiples y diferentes esferas de la vida: desde la casa familiar, donde se evalúa nuestro comportamiento sobre todo antes de cumplir la mayoría de edad, pasando por los propios centros educativos y hasta en cualquier conversación cotidiana de bar con amigas y amigos en la que alguien se molesta porque miras más la pantalla del móvil que sus propios ojos.
Una cuestión transversal cuyo verbo, atender, el diccionario de la RAE define curiosamente en la acepción que más nos atañe como "Aplicar voluntariamente el entendimiento a un objeto espiritual o sensible". Ambos adjetivos, a priori, alejados del mundo tecnológico, ¿o acaso existen aparatos con espíritu y sensibilidad? En su ensayo Atención radical, Julia Bell afirma "Prestar atención a la manera que tiene nuestro cuerpo de procesar la experiencia sensorial es la vía más efectiva, y también obvia, de ver más allá de la pantalla que la tecnología ha puesto entre nosotros y nuestran comprensión del mundo".
En ¿dónde se encuentran el polvo y las rascaduras? la artista Cristina Santos Muniesa se presenta ante un entorno de distracciones continuas y exceso visual para medirse a sí misma y señalar los mecanismos que impiden que logremos una observación real de las imágenes con las que a diario nos someten y mercantilizan nuestra atención. A pesar de que resulte utópico luchar contra toda la industria que lo provoca, quizás sí seamos capaces de generar propuestas cargadas pausa y resistencia que nos permitan esporádicamente sentir cierto alivio.
Jorge Alamar, comisario de la exposición